viernes, 21 de septiembre de 2012

Sobre la palabra y la Idea

«Ay, qué sois, pues, vosotros, pensamientos míos escritos y pintados! No hace mucho tiempo erais aún tan multicolores, jóvenes y maliciosos, tan llenos de espinas y de secretos aromas, que me hacíais estornudar y reír — ¿y ahora? Ya os habéis despojado de vuestra novedad, y algunos de vosotros, lo temo, estáis dispuestos a convertiros en verdades: ¡tan inmortal es el aspecto que ellos ofrecen, tan honesto, tan aburrido, que parte el corazón! ¿Y alguna vez ha sido de otro modo? ¿Pues qué cosas escribimos y pintamos nosotros, nosotros los mandarines de pincel chino, nosotros los eternizadores de las cosas que se dejan escribir, qué es lo único que nosotros somos capaces de pintar? ¡Ay, siempre únicamente aquello que está a punto de marchitarse y que comienza a perder su perfume! ¡Ay, siempre únicamente tempestades que se alejan y se disipan, y amarillos sentimientos tardíos! ¡Ay, siempre únicamente pájaros cansados de volar y que se extraviaron en su vuelo, y que ahora se dejan atrapar con la mano — con nuestra mano! ¡Nosotros eternizamos aquello que no puede ya vivir y volar mucho tiempo, únicamente cosas cansadas y reblandecidas! Y sólo para pintar vuestra tarde, oh pensamientos míos escritos y pintados, tengo yo colores, acaso muchos colores, muchas multicolores delicadezas y cincuenta amarillos y grises y verdes y rojos: — pero nadie me adivina, a base de esto, qué aspecto ofrecíais vosotros en vuestra mañana, vosotros chispas y prodigios repentinos de mi soledad, ¡vosotros mis viejos y amados pensamientos perversos!»

Friedrich Nietzsche, Más allá del bien y del mal.

El perro y el frasco

VII) El perro y el frasco
(Charles Baudelaire, El spleen de París)

“Mi lindo perro, mi buen perro, mi querido pichicho, acércate y huele el excelente perfume comprado al mejor perfumista de la ciudad”.
Y el perro, meneando la cola, que es, para estos pobres seres, el signo de la risa o la sonrisa, se acerca y pone curioso su nariz húmeda sobre el frasco abierto; luego, retrocediendo de repente
con temor, me ladra como reprochándomelo.


“—¡Ah! Perro miserable, si te hubiera ofrecido un montón de excrementos lo hubieras husmeado con delicia y hasta lo hubieras comido. Tú también, indigno compañero de mi triste vida, te pareces al público, al que jamás hay que ofrecerle perfumes delicados que lo exasperen, sino basura cuidadosamente seleccionada”.

La pregunta de Baudelaire

«¿Existe, pues, una providencia diabólica que prepara para la desdicha desde la cuna, que arroja con premeditación naturalezas espirituales y angélicas en medios hostiles, como mártires a los circos? ¿Hay, pues almas sagradas destinadas al altar, condenadas a marchar a la muerte y a la gloria, a través de sus propias ruinas?»

jueves, 6 de septiembre de 2012

Un gusano superior. Fragmento de una carta de Flaubert a Luise Colet

«Volví a pensar en ellos, y en los demás muertos que nunca he conocido y cuyas tumbas vacías pisaba. Sobre todo, me gusta la vegetación que crece en las ruinas; esa invasión de la naturaleza, que se echa enseguida sobre la obra del hombre, cuando la mano de éste ya no está para defenderla, me alegra con un gozo profundo y amplio. La vida viene a colocarse de nuevo sobre la muerte; hace crecer la hierba sobre los cráneos petrificados, y, en la piedra en las que uno de nosotros esculpió su sueño, la Eternidad del Principio reaparece con cada floración de mostazas amarillas. Me agrada pensar que algún día serviré para hacer crecer tulipanes. ¡Quién sabe! El árbol a cuyo pie me pongan dará quizás excelentes frutos; a lo mejor seré un soberbio abono, un gusano superior.»
 


 Gustave Flaubert, Cartas a Luise Colet.

martes, 4 de septiembre de 2012

Algunas Evangélicas de Almafuerte

-El dolor enloquece y la felicidad bestializa: ¡elige!

-Lo poco bueno que tiene un hombre lo palparás en un solo día: toda su maldad oculta no la conocerás ni en cien años.

-El estado perfecto del Hombre es un estado de ansiedad, de anhelación, de tristeza infinita: una tremulación interrogante de tentáculo.

-Cada vez que te conmuevan las lágrimas de alguien, enciérrate en el más profundo agujero de tu casa y aplícate cien bofetadas en pleno rostro, por femenino y miserable.

 
 
Almafuerte, Evangélicas completas.