domingo, 28 de agosto de 2011

Eterno resplandor de una mente sin recuerdos


Quisiera comentar, aunque sea de modo desprolijo, el final de "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos", como aquí se tradujo el título. Joel y Clementine deciden revivir una historia, aún a sabiendas de cómo terminará. Saben que la relación concluirá en el hastío y, seguramente, en el odio mutuo. Pero a pesar de eso eligen vivirla, eligen vivir el amor con todas sus alegrías y miserias.
En este sentido, quisiera traer a colación un fragmento de "Sobre héroes y tumbas", de Ernesto Sábato, el cual se relaciona directamente con lo expuesto.

«Y aún entonces, ya muerta Alejandra, y después de haber mantenido con ella una relación tan intensa, no alcanzaba a ver con claridad en aquel gran enigma; y se solía preguntar qué habría hecho en aquel segundo encuentro si hubiera adivinado que ella era lo que luego los acontecimientos revelaron.
¿Habría huido?
Bruno lo miró en silencio: "Sí, ¿qué habría hecho?" Martín lo miró a su vez con concentrada atención y después de unos segundos, dijo:
--Sufrí con ella tanto que muchas veces estuve al borde del suicidio.
"Y, no obstante, aun así, aun sabiendo de antemano todo lo que luego me sucedió, habría corrido a su lado."
"Por supuesto", pensó Bruno. "¿Y qué otro hombre, muchacho o adulto, tonto o sabio, no habría hecho lo mismo?"